HIPOLITO GRANERO IN MEMORIAM

Hoy he conocido la triste noticia del fallecimiento del abogado Hipólito Granero, quien probablemente fuera uno de los más apasionados por el Derecho de Extranjería sino el que más. 

Recuerdo la primera vez que coincidí con él, aunque en esa ocasión no hablamos. Se organizaba en el Colegio de Abogados de Zaragoza una sesión sobre extranjería a la que los miembros del Servicio de Asesoramiento y Orientación Jurídica para Inmigrantes estábamos obligados a ir. Se conjugaban dos factores tremendamente nocivos para mi actitud, una que me obliguen a hacer algo, la segunda aguantar una charla de extranjería que suelen ser tediosas y mortales (pueden no serlo, pero lo son). Así que os podeis imaginar mi actitud en la charla.

Mi cuerpo se recostaba con algo de disimulo habiendo elegido una posición esquinada y que pensaba hurtada de las miradas de control del organizador de la charla y me distraía mirando a los asistentes y fijandome en los (escasos) asistentes que no estaban obligados a la misma. En el turno de intervenciones pude comprobar que había unos abogados que venían de Valencia y un estudiante que venía de Barcelona. Pensé que vaya grillados y frikis venirse desde tan lejos para una charla de extranjería. Hipólito era uno de ellos.

Cuando posteriormente vencí mi natural resistencia a ir a congresos de abogados y en particular a los de Extranjería, pues pensaba que no podía haber tortura y aburrimiento superior en el mundo, y empecé a frecuentarlos pude trabajar contacto y amistad con Hipólito, acrecentada cuando comenzamos con la andadura de la asociación de abogados Extranjeristas. Pude comprobar que en Hipólito había como decía al principio auténtica pasión por el Derecho de Extranjería, pero no solo eso, también un desmedido interés por el estudio, la profundización y la reflexión.

Así era frecuente recibir periódicamente un email de Hipólito en el que cuestionaba a un nutrido grupo de abogados nuestra opinión sobre alguna cuestión técnica o giro jurisprudencial, o también el recabar información sobre el estado de alguna situación concreta en nuestros territorios (como estaban actuando las Oficinas de Extranjería o los juzgados) todo ello con el ánimo de hacer un estudio profundo de la cuestión y luego compartirla con todos nosotros.

No recuerdo a Hipólito un tono alto ni agresividad alguna hacia compañeros, por mucho que seguro que hubiera situaciones que no le acabaran de agradar. También recuerdo su predisposición y amabilidad cuando le sugerías o le pedías alguna intervención. Así he de agradecerle personalmente que fue uno de los que intervinieron en el primer meeting de abogados de la asociación Extranjeristas en Zaragoza que organicé para la citada asociación. 

Me quedo también con el recuerdo de su condición de seguidor de este blog y de comentarista de alguna de sus entradas. Siempre apreció este blog y siempre he de estarle agradecido por ello, pues era motivador que un estudioso como él sacara tiempo para apreciar lo que aquí vuelco seguro que con más desacierto que acierto.

Así que sirva esta humilde entrada para intentar poner en valor su aportación al Derecho de Extranjería, mi convencimiento de que con toda seguridad era mejor persona que lo gran abogado que era y deciros que hemos sufrido una importante pérdida en la que en su momento fue una familia (ya no, pero esa es otra historia que no tiene que ver con esto) extranjerista.